COMBATIR EL MIEDO

Nada es lo que parece. Artedigitalgohe

El alma humana se purifica a través de la exteriorización de emociones nocivas; como lo es el miedo, pues el miedo reprimido, incrustado, daña y reduce a un estado miserable al ser humano, que de otra manera reflejaría en sí atributos de la divinidad.
La exteriorización de las emociones se utiliza como técnica psicoterapéutica en el Psicoanálisis; el síntoma desaparece cuando se produce una exteriorización verbal, activa y emocional de la causa que produjo el traumatismo.
El camino más correcto es enfrentarse a esos deseos y sentimientos reprimidos, a sus fuentes y a todo lo que implica. La base de los estados patológicos del hombre es la inarmonía que produce las actitudes mentales conflictivas como lo son: el miedo, la tristeza o la resignación entre otras.
Todos estos tormentos mentales hacen descender la vitalidad del cuerpo, dando lugar a la enfermedad. Llegado el caso el mejor tratamiento sería mejorar el humor, el estado de ánimo y el temperamento. Como consecuencia hará que aumente la vitalidad y la paz interior, medio incuestionable para restablecer la salud perdida.
El hombre tiene necesidad de todas las experiencias que le advienen, ya sean agradables como desagradables.
Tanto si le causan alegría como dolor. El miedo surge de las experiencias incompletas, no vividas o vividas a medias.Nos esforzamos constantemente por huir de las desgracias.
El temor al vacío, a la nada es ineludible. Hasta que no se asume no desaparece. Pues el vacío no pude morir, es de donde salimos y a donde vamos.
Todo el miedo está ligado a la muerte, pero todos sabemos que no es posible escapar a ella. Si aceptamos que la muerte tiene que llegar, el miedo desaparecerá, se alquimiza en un estímulo que nos hará ver la oportunidad
y al sistema objetivo de valores.
Nosotros mismos nos creamos peligros imaginarios donde no los hay y llegamos a tener miedo de nuestra propia sombra.
Hay que vencer al miedo!!, hay que enfrentarse con serenidad a todos los monstruos terroríficos. Hay que buscar en lo más profundo de uno mismo la causa real, y mediante la acción libre y espontánea disolver el miedo.